lunes, 7 de agosto de 2023

IV. TODOS FUIMOS MONTIEL

Gonzalo Ariel  Montiel, el numero 4 albiceleste fija su mirada en el balón, inicia su carrera, estamos todos de pie en el restaurante, la ansiedad y los nervios son los protagonistas del menú; un silencio ensordecedor durante un instante se apodera del lugar seguido por gritos simultáneos que iniciaron con una voz: " GOOOOOOOL"   

 

"¡Somos Campeones, campeones del mundo!", "¡Sos grande Messi!", "¡Viva la Albiceleste!" …  gritaban miles de almas que se volcaban en cuestión de minutos a las calles de la Quiaca, un fronterizo municipio a norte argentino... Origen y final de la ruta nacional 40. Sin pensarlo mucho, nos sumergimos en ese rio humano que se dirigía desde todas las direcciones a la plaza de armas del pueblo. Al llegar a la céntrica ubicación, nos esperaba una gran caravana de vehículos encabezada por un camión que abordamos rápidamente junto a la turba invadidos de felicidad, orgullo ajeno y reconociéndolo ahora, admiración. El camión se echó a andar por cuanta calle encontró, pasó cerca de la frontera boliviana, mientras nosotros sobre el área de carga   saltábamos y balbuceábamos algunos canticos, abrazados como hermanos a seres desconocidos, a quienes no les importaba que fuésemos foráneos solo querían festejar, al igual que nosotros. 

 

Y si, estábamos allí viviendo una mega fiesta, un carnaval espontaneo, sonaba "la cumbia de los trapos", "Muchachos”, la música y las arengas eran entonadas por locales y extranjeros, una gran celebración en torno al futbol y al triunfo de estos gladiadores que ilusionaron a todo un país durante el torneo y al continente cuando América entera se sintió identificada con la selección liderada por Messi. 

 

Ríos de licor en las calles, redoblantes, bombos, platillos y uno que otro instrumento de viento se empezaron a escuchar a medida que se aglomeraban en improvisados anfiteatros, la multitud acompañaba con palmas y coros rasgados a la banda, parecían querer ser escuchados a miles de kilómetros, donde los jugadores vivían su propia fiesta y atizaban el furor de la multitud con cada declaración, entrevista o actualización en redes sociales y medios de comunicación. 

 

Fueron muchos los días de fiesta, en navidad y año nuevo hubo un motivo más para brindar en los hogares. Quedaron muchos recuerdos, fotos, grafitis, murales y tatuajes de aquel dieciocho de diciembre. Si, en la bitácora de nuestro viaje celebramos un mundial en el país campeón. Dios bendiga el Cicloturismo.     


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