Tan solo buscaba un
sitio para pasar la noche, la jornada había incluido pedal a borde de costa
desde Pisco hasta Paracas por la antigua vía Panamericana, el viento en contra
y el sol ardiente habían sido los antagonistas del recorrido.

Al arribar a la ciudad
objetivo me sorprendieron las imágenes y estatuas que homenajeaban la fauna
local… Pelicanos, diversas gaviotas, pingüinos, leones marinos y demás, se
erigían a lo largo de las alamedas atestadas de turistas.
Continua la búsqueda
y me tropiezo con un lugar candidato a convertirse en campamento temporal, esta
a pocos metros de la playa y limita con la Reserva Nacional de Flamencos, es
mas que perfecto, hermoso.
La leña esta lista,
la carpa armada, me siento hipnotizado por el relajante sonido producto del
“Vaivén” de las olas; todo es mágico, de repente vuelvo a la realidad, algo no
encaja… ¿Qué es ese ruido? Parece ser el lamento de un animal, bueno nunca
había escuchado ese raro sonido, lo especial era que cada emisión tenia cierta variación,
la curiosidad fue mas fuerte que la prudencia y apresuradamente me dirigí hacia
el origen de aquel extraño ruido que hacia eco en mis oídos y ya retumbaba en
mi cabeza.
¡Oh sorpresa! No era
una foca, un pingüino enfermo o un monstruo marino encallado en la orilla del
mar, tampoco una exótica especie raramente vista… era un viejo perro al parecer
guardián de alguna de las casas playeras, lucia orgulloso su rostro con algunas
cicatrices de valentía, mi presencia no fue motivo para que cesaran sus
particulares ladridos.
¿Qué le sucede amigo
perro? ¿Se encuentra bien? Le pregunte mientras incansablemente ladraba al mar,
era evidente su esfuerzo, no solo por lograr un intenso ladrido sino también
por hacerlo diferente al anterior. – Tengo mal de amores – el can me respondió
y continuo – si tiempo usted tiene, mi historia le puedo narrar. Olvide mis
pertenencias, tome asiento en un tronco descompuesto y me dispuse a escuchar
atento mientras compartimos un café.
Guardián siempre de mi
hogar
esa noche no era la excepción
atento a cualquier intromisión
de aquellos que quieren hacer el mal.
De la playa vino un raro sonido
esto jamás lo había escuchado
es encantador, me siento deslumbrado
así como tú, me sentí muy atraído.
Nunca vi tanta belleza en la arena
imponente ella se contoneaba
mientras caminaba también aullaba
mi corazón palpita por esa morena.
Sí escucharla me cautivo,
verla un regalo divino fue
mis palabras se ahogan esta vez
solo puedo decir que me enamoro.
Invisible a sus ojos fui
mi presencia ella ignoro
en la oscuridad ella se perdió
fue la última vez que la vi.
En las noches grito, aúllo y canto
anhelo verla emerger entre las olas
recitare mi amor, regalare caracolas
sí me rechaza tampoco es para tanto.
Y esa es mi historia querido amigo
sigue tu viaje que yo sigo el mío
ve y descansa que el fuego se apaga
no tengas miedo que yo te cuido.
Dormí sin saber a que
hora me acosté, desperté sin saber si fue fantasía o realidad, encontrar un
perro poeta y enamorado, Dios bendiga el cicloturismo que bonita experiencia me
has dado.